¿Qué ocurre cuando has sufrido una herida tan grande en tu vida que es difícil distinguir si el impacto ocurrió en el pasado o si sigue acechando tras cada esquina?
En términos médicos, un trauma se define como aquella lesión duradera producida por un agente mecánico, generalmente externo.
De manera similar, en términos psicológicos cuando hablamos de trauma hacemos referencia a esa herida que sufrimos por influencia externa. Las características habituales a dichas experiencias es que son eventos inesperados en nuestras vidas, que nos resultan tan extremadamente perturbadores que abruman, al menos temporalmente, nuestros recursos internos. De hecho, las personas que experimentan grandes amenazas a la integridad psicológica pueden sufrir tanto como aquellas cuyos traumas son lesiones físicas que ponen en peligro su vida.
Estas heridas pueden habernos sido infligidas en nuestra infancia o podemos haberla sufrido ante circunstancias catastróficas en algún momento de nuestras vidas.
Aunque nuestros cerebros tienen una programación, más o menos homogénea (que compartimos con otros animales), en el afrontamiento inicial de un evento que pone en peligro nuestras vidas (respuestas de ataque/huida/paralización ante la situación traumática), no todas las personas desarrollan a posteriori las mismas respuestas adaptativas en sus vidas y algunas llegan a sufrir el llamado trastorno por estrés postraumático (también conocido como PTSD, por sus siglas en inglés).
En el PTSD un trauma se describe principalmente como un evento que involucra muerte, violencia o abuso sexual. La persona puede haber sido víctima de tal evento, o puede haber enfrentado las consecuencias de tal evento para alguna persona cercana. Las características del PTSD incluyen, entre otros, recuerdos sensoriales espontáneos del evento, al tiempo que dificultad para recordar aspectos del mismo y conductas de evitación, a veces acompañadas de sentimientos de desapego y alejamiento social.
En el tratamiento del estrés postraumático existe una aceptación generalizada entre diferentes enfoques terapéuticos sobre la necesidad de volver a visitar con sumo cuidado y en un contexto seguro, estos hechos pasados, de alguna manera incompletos, para su cierre y posible crecimiento postraumático gracias al restablecimiento de la capacidad de la persona para contactar con consigo misma, con otras personas y con el entorno en el aquí y ahora.
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